viernes, 29 de enero de 2010

Arco de San Lorenzo (Jaén), por Mari Carmen


El arco de San Lorenzo.


El arco de San Lorenzo se encuentra en Jaén y es el único vestigio de la existencia de una iglesia en ese lugar. La iglesia de San Lorenzo, que fue construida a finales del siglo XIII o principios del siglo XIV, constaba de una sola nave y destacaba por su patrimonio artístico. Entre esos tesoros destacan el retablo de Ánimas, el lienzo del Cristo de las Injurias,... que ahora se encuentran en la iglesia de la Merced y en la de San Bartolomé . La iglesia se derrumbó en 1825.




Imagen de una ceramica que representa un boceto de la Iglesia se San Lorenzo.


Aunque la iglesia ya no existe se conserva una capilla en la que podemos ver un zócalo de alicatado mudéjar. En el altar de la capilla, que está decorada con yeserías de estilo mudéjar, se encuentra un crucificado. A los lados de la entrada se puede ver una inscripción escrita en letra gótica que dice: "Esta capilla de Jesús Nazareno es... /... del hospital de la madre de Dios".



Crucificado que se encuentra en la capilla.


En la iglesia de San Lorenzo se dice que se veló el cuerpo de Fernando IV cuando murió en Jaén en 1312. Se tenía la costumbre en la ciudad de que cuando moría un obispo se realizaba un responso en el arco. También fue bautizado en el arco el emperador Maximiliano de Austria.



Puerta de la capilla.



En el arco está sepultado Juan de Olid que era el secretario del Condestable Miguel Lucas de Iranzo. En la actualidad el arco es la sede de la Asociación de los amigos de San Antón, gracias a está institución ha mejorado su estado de conservación utilizándolo actualmente para actos culturales.



Vista lateral del arco de San Lorenzo.


El arco de San Lorenzo fue declarado Monumento Nacional en 1877. Pinchando aquí podréis ampliar la información de este artículo sobre el arco de San Lorenzo.



viernes, 22 de enero de 2010

El cristo de los Desamparados de Martínez Montañes deslumbra en la National Gallery, por Mari Carmen

El Crucificado de los Desamparados, después de ser restaurado por el IAPH ( pinchando aquí podeis acceder a la noticia de la restauración) , está expuesto en la National Gallery de Londres junto con más obras del barroco español en la exposición "Lo sagrado hecho real". Pinchando aquí podreis ver la página del museo en la que hay información sobre la exposición (aunque la página está en inglés).



El cristo de los Desamparados en su altar de la iglesia del Santo Ángel.


Esta imagen fue restaurada en 2008 donde se logró recuperar la policromía formada por finas capas transparentes que simulan los tonos de la piel y las heridas.

Xabier Bray destaca el éxito que ha tenido esta obra en el público anglosajón por el magnifico trabajo de restauración realizado y sobre todo en el paño de pureza.



En esta imagen podemos observar al comisario de la exposición, Xabier Bray, y al Prior del convento del Santo Ángel Juan Dobado.



En la fotografía anterior vemos como se procedía al traslado de la imagen para su restauración. Podemos observar también el gran trabajo de restauración realizado comparandola con la imagen anterior.

Esta obra se le atribuye al escultor jienense Martínez Montañés en un documento que data de 1623 en el que se menciona un contrato del autor con los carmelitas descalzos para realizar un crucificado. La talla representa el instante posterior a la muerte de Cristo. Esta imagen fue titular de la Hermandad de la Lanzada entre los años 1823-1915.


El paso de la hermandad de la Lanzada con el cristo de los Desamparados como titular.

Esta exposición podrá visitarse hasta el 24 de enero en Londres y se procederá a su traslado hacia la National Gallery of art de Washington.

Pinchando aquí podréis ver una gran galería fotográfica del cristo de la Desamparados después de su restauración.


martes, 19 de enero de 2010

Parroquia de San Sebastián (Alcolea, Almería), por Christian


El origen de la actual parroquia San Sebastián se remonta a los tiempos de la conquista cristiana, cuando el rey Fernando III ordena la construcción de una ermita, en el lugar que hoy ocupa la actual parroquia, pues esta iglesia fue construida con la finalidad de hacerle culto a la virgen, y se pagó por esta propiedad. En 1560 Juan Trujillo remataba la albañilería, la cual fue tasada por el albañil Bartolóme de Villegas.

El ladrillo y la teja de esta iglesia fue suministrada por el morisco Rafael, en lo que se refiere a la carpintería el encargado fue Cristóbal Ayllón.

Pero esta parroquia en 1568 fue quemada por los moriscos y dañaron el diseño de la antigua parroquia, es por eso que la carpintería fue rehecha, en la ultima década del siglo XVI, por Cristóbal de Espinosa.

A lo largo de los siglos XVII y XVIII, se llevaron a cabo más obras y reparos por la antiguedad de este edificio y por el deterioro en que se encontraba.

La parroquia de San Sebastían es también conocida como, iglesia parroquial de Alcolea (Alcolea, tiene su origen en la Alcolaya Musulmana, antigua población de carácter militar) y está situada en la calle de la iglesia. Cuenta con tres naves, pero antes solo contaba con una sola nave pero en 1770 se añadieron otras 2 naves mas. Hoy en día tiene planta de cajón de tres naves separadas por arcos de medio punto, crucero cuyos brazos no resaltan, y cabecera plana, está cubierta mediante bóvedas de cañón, con lunetos. Lo más destacado es la torre, se divide en tres cuerpos que tienen la forma cruadrangular los 2 primeros y octogonal el segundo, y este rematado con una cúpula.


Esta iglesia fue declarada bien de interés cultural el 22 de abril de 1949.


lunes, 11 de enero de 2010

El IAPH reubica la Virgen del Buen Aire y los grandes lienzos de San Telmo tras una compleja operación

A dos meses de la presentación de la rehabilitación del Palacio de San Telmo de Sevilla, el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), entidad científica de la Consejería de Cultura, coloca en su lugar original las obras más representativas de la capilla del palacio: los seis grandes lienzos del siglo XVIII de Domingo Martínez y la imagen de la Virgen del Buen Aire, escultura emblemática de Juan de Oviedo y Pedro Duque Cornejo que preside el espacio.

Esta colocación supone una gran complejidad debido al tamaño de los cuadros, grandes formatos de más de 3 metros de ancho y de largo, y al peso de la escultura de la Virgen del Buen Aire, de casi 200 Kg, reubicada a varios metros de altura, en la hornacina central del Retablo Mayor.

Con la ubicación de estos bienes se recupera el programa iconográfico original de la iglesia del Buen Aire, una de las más desconocidas joyas del patrimonio barroco sevillano.

Platería: último y simbólico traslado en 2010

Del global de obras intervenidas, algunas in situ y otras en los talleres del IAPH en el Monasterio de la Cartuja, sólo quedan por devolver a su lugar original las piezas de platería más significativas de San Telmo, entre ellas la corona de la Virgen del Buen Aire y el galeón o barco que porta como patrona de los navegantes, obras del platero sevillano Juan de Garay. El traslado de estas piezas desde el IAPH se producirá en 2010, a modo de último y simbólico paso de un largo y complejo proceso de conservación, sin duda el de mayor envergadura en la amplia trayectoria del Centro de Intervención del IAPH.

El IAPH se ha encargado, desde 2005, de intervenir el conjunto patrimonial que compone la Capilla de San Telmo, una colección fechada entre los siglos XVI y XIX que destaca por su variedad tipológica, ya que incluye, 5 grandes retablos, 95 piezas declaradas BIC (Bien de Interés Cultural) –fundamentalmente pinturas, esculturas y piezas de metal-, 18 puertas históricas y más de 500 m2 de pinturas murales. Además, el Instituto ha clasificado, catalogado y conservado unas 4.500 piezas cerámicas de los siglos XIX y XX, y recuperado más de 60 m2 de pintura decorativa del siglo XIX que formaban parte de la decoración de galerías y estancias del palacio. El proceso de investigación desarrollado en estas pinturas ha permitido documentar el trabajo de dos importantes pintores de la escuela madrileña del siglo XIX, Ángel María Tadey y José Ribelles y Helip, autores respectivamente de “Alegoría de flora” y “Rapto de Ganímedes”.

Tomado de IAHP

Fotografías de José Manuel Santos



domingo, 3 de enero de 2010

Restauración de las pinturas de la bóveda de la iglesia de San Francisco, Cádiz

Buena nueva en San Francisco

Las pinturas murales de Cavallini, que adornan la bóveda de la capilla del Nazareno del Amor, se presentaron ayer tras ser sometidas a un arduo proceso de restauración que comenzó hace seis meses
Tamara García / Cádiz

La iglesia conventual de San Francisco comienza el año con una buena nueva. Una novedad que se alcanza alzando la mirada hacia la bóveda de la capilla del Nazareno del Amor y la Virgen de la Esperanza. Y es que las pinturas murales realizadas por Antonio Cavallini que adornan el techo del habitáculo ya no registran ni grietas ni oscuridades. Por el contrario, la obra del pintor retoma su majestad original tras un proceso de restauración que ha durado seis meses.

Un periodo de "arduo trabajo" y no exento de "complicaciones", tal y como declaró ayer Mari Paz Barbero, la restauradora encargada de los trabajos, durante la presentación oficial de la remodelación que ha contado con financiación municipal, un montante que asciende a 123.000 euros, según datos del Ayuntamiento de Cádiz.

La alcaldesa Teófila Martínez, el padre José Luis Salido de la orden franciscana y el padre provincial de la congregación, Severino Calderón, asistieron a la didáctica presentación de la restauradora que se valió de un proyector para mostrar las imágenes del "lamentable" estado de los murales antes de la intervención.

Una degeneración que ni el propio equipo de Barbero logró evaluar en toda su importancia hasta que no colocaron el andamiaje que les permitió contemplar de cerca las pinturas de Cavallini. "Nos encontramos con un estado de conservación mucho peor que el de la valoración del proyecto inicial", declaraba la profesional.

La bóveda de la capilla del Nazareno del Amor de la iglesia de San Francisco, tras la restauración.

Las filtraciones masivas de agua fueron las culpables de los daños que presentaban los murales del pintor del siglo XIX que trabajó con "la técnica al temple" en el techo de la capilla de la iglesia franciscana. Una técnica que se basa en la aplicación de un aglutinante de cal a los pigmentos. El resultado es una mezcla soluble que, tras la entrada de agua, provoca que el pigmento se convierta en polvo. Uno de los más graves problemas con los que se encontró el equipo de restauradores.

Mientras el proyector pasaba una imagen tras otra de las manchas que afeaban la capilla, Barbero explicaba que "la condensación de agua en la bóveda" provocó lo que se llama "el efecto invernadero". Es decir, una proliferación de hongos y bacterias desde el interior del mortero hacia afuera, hacia las dos capas de yeso y la de color que quedan a la vista del visitante.

Proyección de imágenes del estado de la capilla antes de los trabajos.

Aquí reside otro de los obstáculos de los trabajos de restauración. "El lamentable estado del mortero", se quejó Barbero que de los seis meses de trabajo ha dedicado cuatro a su rehabilitación. "Al haber entrado tanta agua, la cal que compone el mortero se ha ido lavando, de manera que éste se convierte en una especie de galleta triturada", ejemplifica con tino la jefa del equipo para su variopinto público.

La memoria del proyector continuaba recordando grietas, manchas y "una especie de costra muy difícil de restaurar" que salió a la superficie debido a las sales que deja el agua en los murales. Otro importante problema más junto a la volatilización de los pigmentos .

Tras una fase de toma de muestras, ejecución de gráficos y elección de las directrices de trabajo, el equipo de Barbero se puso manos a la obra utilizando la técnica de pulverización como "mejor manera para fijar el color". Un sistema que se acompañó de un empapelado de seda para impedir el desplome de las lenguas de color.

La restauradora Mari Paz Barbero, durante su exposición.

Tras esta primera fase, el equipo accedió a la rehabilitación interna de los diferentes estratos del mortero a través de un sistema de oquedades para el que se necesita "mucha sensibilidad" ya que el alcance de la erosión se valora a oído, es decir, por el sonido provodado al hurgar en los agujeros. "Se necesita silencio absoluto", dice. Una vez localizadas las zonas afectadas, se les inyectó preparados de resina, de cal... "de todo", ríe la restauradora.

La impermeabilización del color y el proceso de limpieza con compresas con disolventes fueron de los últimos pasos que se dieron en el proceso de restauración que reintegra el mortero antiguo con uno similar de cal y arena repasado "por estuco en vez de yeso", concluye la restauradora que, además, agradece "la impermeabilización" del exterior de la bóveda, que no estaba contemplada en el proyecto, y que impedirá las filtraciones.

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