miércoles, 17 de febrero de 2010

El Moisés de Miguel Ángel, por Jeiza


Ésta obra pertenece al periodo histórico del Renacimiento. Período de grandes logros y cambios culturales que se inició en Italia y se difundió el resto de Europa poco después. Esta época se divide en dos grandes fases: Quattrocento y Cinquecento. En ésta última fase es donde se sitúa esta obra a lo largo del Siglo XVI, quizás, la fase más importante del Renacimiento.


El Moisés, como así se conoce a esta obra, fue realizada por el escultor, arquitecto y pintor italiano renacentista, Miguel Ángel. Es el prototipo de escultor universal, discípulo de Bertoldo de Giovanni y fue un autor tan importante, que aún en vida ya se habían escrito tres biografías sobre èl.

Su fecha de creación es 1515, es la figura central de la tumba del papa Julio II, en la iglesia de San Pedro in Víncoli, en Roma.


Es de mármol, y se representa a Moisés con cuernos en la cabeza. Se piensa que ésta característica fue debida a un error en la traducción de un santo (San Jerónimo) que hizo de uno de los textos del Éxodo. En ese texto se dice que Moisés tenía karan ohr panav ( "un rostro del que emanaban rayos de luz" ), y San Jerónimo lo tradujo como comuta esset facies sua ( "su rostro era cornudo"). El error es muy posible ya que la palabra "karan" en hebreo puede significar "rayo" o "cuerno".

La figura posee en su cuerpo grandes detalles como los músculos, la hinchazón de las venas, las grandes piernas que reflejan la pesadez al comenzar a moverse, como indicó un escritor, "si este titán se levantara, el mundo se rompería en pedazos", además de los pliegues de los ropajes, etc.

El tema es bíblico. Se cuenta que Moisés, al regresar después de haber estado 40 días en el monte Sinaí, portando bajo el brazo las Tablas de la Ley para enseñárselas a los israelitas, contempla horrorizado cómo éstos abandonaron el culto de Jehová y comienzan a adorar al Becerro de Oro.

La leyenda cuenta que, al acabarlo, Miguel Ángel golpeó la rodilla derecha de la estatua y le ordenó "Parla, cane!" ("¡habla perro!") sintiendo que la única cosa que le faltaba por extraer del mármol era la propia vida. De hecho, en la rodilla se puede apreciar una marca, tal vez sea la marca del martillo con el que golpeó el autor.

Todas las fotografías de este reportaje fueron realizadas por Jeiza Mª G., durante este viaje.


Personalmente, elegí esta obra porque me gustó la historia bíblica que contaron sobre ella, y la expresión general de la obra en sí.

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