martes, 16 de febrero de 2010

Coliseo de Roma, por Mario



El Coliseo un gran anfiteatro de la época del Imperio romano, construido en el siglo I en el centro de la ciudad de Roma y bajo jurisdicción del Vaticano.

Originalmente se llamó Anfiteatro Flavio en honor a la dinastía Flavia, la cual puso el dinero para construirlo. Tiempo despueś pasó a ser llamado Colosseum, llamado así por una gran estatua de bronce dorado de más de 35 metros de altura, que estaba situado junto a él: el Coloso de Nerón, obra del escultor Xenodoro, que representaba al emperador, y a la que, tras fallecer éste, se le sustituyó la cabeza por la del dios Sol. Junto al Coliseo Romano y el Coloso, se podía admirar el Templo de Venus dedicado a la diosa fundadora de Roma y el Arco de Constantino.

Por sus características arquitectónicas, estado de conservación e historia, el Coliseo es uno de los monumentos más famosos de la antigüedad clásica.

Poseía un aforo para 50.000 espectadores, con ochenta filas de gradas. Estaba dividido en tres zonas diferentes en altura. Los que estaban cerca de la arena eran el Emperador y los senadores, y a medida que se ascendía se situaban los estratos inferiores de la sociedad, quedando arriba del todo unas gradas de madera para las mujeres pobres, en las que el espectáculo se veía de pie.

En el Coliseo tenían lugar luchas de gladiadores y espectáculos públicos. Así como las peleas de gladiadores, muchos otros espectáculos públicos tenían lugar aquí, como naumaquias, caza de animales, ejecuciones, recreaciones de famosas batallas y obras de teatro.

Los espectáculos empezaban de buena mañana, con la lucha entre humanos y fieras, a la hora de comer se realizaban las ejecuciones de los condenados a muerte por medio de diversas fieras, mientras que el espectáculo más esperado, el de la lucha entre gladiadores, tenía lugar por la tarde.

La entrada era gratuita y los enormes gastos que generaba eran sufragados por el Imperio Romano. Según la clase social que ostentaban los habitantes de Roma, tenían derecho a alojarse en unas u otras gradas. Los habitantes más adinerados e influyentes se disponían en las gradas más cercanas a la arena, donde se podía visualizar mucho mejor lo que ocurría en ella. La clase media se ubicaba en las siguientes gradas, mientras que las clases más bajas lo hacían en las últimas gradas, las más alejadas de la arena.

El edificio dejó de ser usado para estos propósitos en la Alta Edad Media. Más tarde, fue reutilizado como refugio, fabrica, sede de una orden religiosa, fortaleza y cantera.

Por último y en mi opinión, destaco la impresión de las grandes dimensiones del edificio. Cuando se adentra uno en él, parece que estás en un campo de futbol actual.

También sorprende la cantidad de pasillos y escaleras que ayudan el desplazamiento de los que acudían a ver el espectáculo, cosa, que pienso, que era en alquel entonces difícil de hacer con los medios técnicos que se disponían.
En definitiva, pienso que todo el mundo debería visitarlo al menos una vez en la vida si pudiera.

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