martes, 23 de febrero de 2010

La Sacala Santa (Roma), por Estefanía

La Scala Santa o Escalera Santa, se mandó traer por petición de Santa Helena, (que era madre de Constantino I ), hacia el año 326, de donde originalmente estaba que era el palacio de Poncio Pilato en Jerusalén, la razón fue la siguiente: era de gran interés porque fue por la que Jesús de Nazaret subió el viernes santo hacia el palacio para así, ser juzgado.

Cuando este hecho fue conocido, se hizo popular entre los fieles cristianos siendo así un icono de veneración.

Vista interior de la Scala Santa

Además fue conocido desde entonces "como el lugar más santo de Roma y del mundo". El edificio donde reside en la actualidad lo mandó construir Sixto V por alrededor de los años 1585 y 1589 para que funcionara como acceso al Sancta Sanctorum, donde está contenida la imagen de Santissimi Salvatore Acheiropoieton (que significa: no pintado por mano humana), dicha imagen en algunas ocasiones se sacaba para una procesión. Se le adherieron al edificio cuatro escalinatas más para que pudieran acudir un número más elevado de fieles.

Flanqueando la base de las escalinatas se sitúan dos esculturas de la alegoría de la Pasión, (lo que representa el beso de Judas Iscariote además de Pilatos entregando a Jesús de Nazaret.)

En el año 1853 la Escalera Santa y el convento adyacente fueron cedidos por el Papa Pío IX a los Padres Pasionistas.


Vista exterior de la Scala Santa

Desde el año 1723 se encuentra forrada de madera y nogal, quedando así protegida del desgaste que se produce por la subida constante de peregrinos que suben de rodillas como penitencia ( se dice que hay que subir de rodillas, rezando un padre nuestro por cada uno de los 28 escalones que la componen, consiguiendo así la indulgencia plenaria).

En algunos de sus escalones se pueden ver trozos protegidos por cristales, que protegen restos de la sangre de Jesucristo, hijo de Dios.


Fiel cristiano subiendo de rodillas la Scala Santa

Mi opinión personal es bastante grata, aunque he de decir que no soy creyente, la impresión que me dio fue bastante buena, la ilusión y la creencia de la gente al subir y rezar un padre nuestro por cada uno de los escalones es admirable.

Las esculturas a cada lado de la escalera eran grandiosas, y el aire que se respira es esperanzador. Personalmente me dio impresión de profundidad y de antigüedad, pero sin perder su esencia.

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