jueves, 10 de diciembre de 2009

Marc Chagall. Florero delante de una ventana. Por Mario


Continuando con los trabajos que venimos realizando en este blog con motivo de nuestra visita a la Exposición de la Casa de Alba, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, he elegido el cuadro "Florero delante de una ventana", del pintor ruso Marc Chagall.

Chagall nació en Bielorrusia siendo el mayor de nueve hermanos. Fue uno de los más importantes artistas del surrealismo y en su trabajo se encuentran resonancias de fantasías y sueños. Marc Chagall se inspiró en las costumbres de la vida en Bielorrusia e interpretó muchos temas bíblicos, reflejando así su herencia judía. La obra de Chagall está conectada con diferentes corrientes del arte moderno. Formó parte de las vanguardias parisinas que precedieron la Primera Guerra Mundial.

Sin embargo, su obra se queda siempre en los límites de estos movimientos y tendencias emergentes, incluyendo el cubismo y el fauvismo. Sus obras comunican la felicidad y el optimismo a aquellos que las observan mediante intensos y vividos colores.

Chagall no se adhiere a ninguna de estas tendencias, aunque su obra en esta etapa se ve influenciada por ambas. Chagall gustaba de colocarse a sí mismo, a veces junto con su mujer, como observador del mundo, un mundo de colores visto a través de un viral. Ya en la ciudad de la luz se instala en un pequeño estudio de la Ruche y entabla amistad con lo más florido de la Bohème, Cendrars, Apollinaire, Modigliani, Delaunay.

Los cuadros de este periodo rebosan de recuerdos, su tan añorada niñez cobra un protagonismo absoluto. Como el mismo Chagall reconoce, la infancia es un río en el que le gusta sumergirse, y al hacerlo nos descubre un universo mágico lleno de isbas, lámparas de petróleo, vacas, samovares, velas y violinistas como su tío Neuch que aparece en muchos de sus cuadros; otrora elementos reales y cercanos, y ahora personajes de sus coloridos cuentos.

"En una naturaleza, en un elemento natural, en un espacio que no es más que un cielo en el que todas las formas retozan completamente libres y gráciles como si fuesen pequeñas criaturas, se emana un color tan fuerte y tan hermoso que parece sobrenatural".

En Chagall se aprecia un sentimiento de indiferencia, de pérdida de respeto por la realidad, una rebelión en contra de sus leyes, el producto de todo esto es un universo en el que la fantasía ocupa el primer lugar. Su deseo es desordenar, modificar la realidad, dispersarla en todas direcciones.

Es un gran ejemplo de todo esto que he citado antes este cuadro, que se encontró en la exposición de la casa de Alba. Fue un regalo que le hizo Chagall a la familia, y que desde mi punto de vista, es uno de los cuadros más lleno de sentimiento, colorido e innovación.



Dejo aquí el enlace con una pagina en la que aparece una noticia del país explicando la exposición que se realizo en el museo de bellas artes en Sevilla de la mejor colección de la Casa de Alba.

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