Con el tiempo este hospital fue perdiendo sus funciones, que durante el siglo XIX fue compaginando con el uso puramente residencial que mantuvo durante mucho tiempo. En el año 1989 se procedió a su restauración, recuperándose el edificio como sede del Museo del Grabado Español Contemporáneo.
Atribuido al arquitecto Pedro Díaz de Palacios, dando como resultado un edificio de corte renacentista que mantiene elementos arcaizantes de tipo mudéjar y gótico.
El Hospital es un edificio resultante de la unión de las que serían dos construcciones independientes levantadas sobre un terreno de acusada pendiente, razón por las que su interior queda marcado por un continuo cambio de niveles.
En su interior, el espacio más relevante es un patio que se situa frente a la puerta principal, y que queda rodeado por una galería de arcos de medio punto apoyados sobre columnas lisas de mármol que presentan capiteles decorados con bolas. A un lado de este claustro se ubica lo que fue la Capilla del hospital, que conserva una bóveda semiesférica sobre pechinas decorada con escudos de los Bazán, el arzobispal y el de la localidad. Esta capilla tenía acceso directo al exterior a través de una puerta con salida por un lateral de la torre, y pasó por distintas reformas durante el siglo XVII, época a la que pertenecen las armaduras mudéjares que aún se conservan; de una sola nave, rectangular e irregular, con presbiterio de planta cuadrada cubierto por bóveda hemiesférica que apoya sobre pechinas decoradas con escudos pintados y orlados por lambrequines de yeso en bajorrelieve.
El elemento principal del exterior es la bella Torre-mirador situada en esquina. De planta rectangular, presenta un arco de medio punto en piedra con el escudo de los Bazán sobre la celosía que le sirve de antepecho, y otros tres huecos similares en la otra cara, también con escudos, todo ello realizado en piedra y enmarcado en alfiz.
Se estructura en torno a varios espacios de reparto. Tras la primera crujía se sitúa un patio principal, cuadrangular, conformado en sus flancos norte y oeste por pandas de arcos de medio punto de ladrillo visto enmarcados por alfices sobre columnas toscanas.
En la cota inferior hallamos dos estancias, una de ellas, en la que se encuentra un pozo, cubierta por dos bóvedas de medio cañón rebajado con apoyo intermedio en una pilastra y unas toscas columnas de mármol sin capitel sobre las que voltean arcos escarzanos; en el nivel de la planta baja se disponen tres recintos, destacando una sala rectangular con cubierta mudéjar de par y nudillo; en la planta primera encontramos otra sala perteneciente a la edificación inicial, con cubierta mudéjar de par y nudillo con tirantes de lazo, y, en la planta segunda, además del ámbito de la torre cuya cubierta interior ofrece una armadura mudéjar de lima bordón y par e hilera sin nudillos con unos tirantes de lazo y otros sin decorar, otra dependencia con armadura, en este caso, de par e hilera con tirantes sin lacería.
En general las fachadas presentan un acabado de enfoscado y pintura de color blanco, si bien puntualmente el enfoscado se ha suprimido dejándose vistas las hiladas de ladrillo y sillares que conforman el paramento.
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