El Castillo de Calahorra se hace realidad por iniciativa del marqués de Zenete don Rodrigo de Vivar y Mendoza, dotado con una mentalidad y carácter propios de la época renacentista que le tocó vivir, que contaba con una especial cultura humanista al tiempo que se hacía notar por ser hombre de genio violento.
Levantado sobre una colina que domina las amplias tierras del Marquesado granadio y asentado sobre una antigua fortaleza islámica, su interés artístico es de primer orden por ser pionero en España en la introducción de elementos arquitectónicos y decorativos pervivían del Renacimiento, en una temprana época en la que todavía pervivían con fuerza los motivos y gustos medievales.
La elección realizada por Rodrigo Díaz para edificar la sede de su señorío fue acertada, pues dominaba desde allí las amplias tierras de Guadix, y además partía de una recia fortaleza que ya tenía sus muros prácticamente a punto, y para la que encomendó al segoviano Lorenzo Vázquez su continuación y refuerzo. La uniónde estas circunstancias da como resultado el aspecto exterior que ofrece el castillo, que en nada se asemeja a lsa tradicionales fortalezas medievales, tal como lo demuestran sus baluartes y acabados.
El patio presenta doble galería de arcos: la inferior la forman arcos de medio punto sobre columnas de capital corintio. Los arcos de galería superior se apoyan en columnas de mármol de Carrara y muestran una decoración más rica que incluye inscripciones latinas en el friso.
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Levantado sobre una colina que domina las amplias tierras del Marquesado granadio y asentado sobre una antigua fortaleza islámica, su interés artístico es de primer orden por ser pionero en España en la introducción de elementos arquitectónicos y decorativos pervivían del Renacimiento, en una temprana época en la que todavía pervivían con fuerza los motivos y gustos medievales.
La elección realizada por Rodrigo Díaz para edificar la sede de su señorío fue acertada, pues dominaba desde allí las amplias tierras de Guadix, y además partía de una recia fortaleza que ya tenía sus muros prácticamente a punto, y para la que encomendó al segoviano Lorenzo Vázquez su continuación y refuerzo. La uniónde estas circunstancias da como resultado el aspecto exterior que ofrece el castillo, que en nada se asemeja a lsa tradicionales fortalezas medievales, tal como lo demuestran sus baluartes y acabados.
El patio presenta doble galería de arcos: la inferior la forman arcos de medio punto sobre columnas de capital corintio. Los arcos de galería superior se apoyan en columnas de mármol de Carrara y muestran una decoración más rica que incluye inscripciones latinas en el friso.
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